domingo, 25 de octubre de 2009

Sus inicios

Los inicios de Newman fueron teatrales, donde logró alcanzar un gran éxito y ponerse en situación de dar el paso al cine.
Tras aparecer en algunos programas de televisión, intervino en '' El cáliz de plata '' (1954), de Victor Saville. Su debut fue poco afortunado, pues la película no consiguió ningún tipo de reconocimiento. Dos años después, sin embargo, se produjo su ascenso gracias a un trabajo que le situó en primera línea de los jóvenes actores de aquel momento. Robert Wise le dio el papel principal de '' Marcado por el odio '' (1956) -pensado en un primer momento para James Dean-, con el que se metió en la piel del boxeador Rocky Graziano, que llegó a ser un destacado campeón en Estados Unidos, a partir de una infancia dura y carcelaria.
A continuación se sucedieron una serie de excelentes actuaciones que lo confirmaron como un actor de muchísima valía. Pueden mencionarse, entre otros, su trabajo en '' El zurdo '' (1958), de Arthur Penn, en el que interpretaba a Billy el Niño, el legendario pistolero del Oeste.
La versión de este personaje, muchas veces llevado al cine, hacía hincapié, en esta ocasión, en los aspectos psicológicos del bandido, y la crítica estimó que Newman estaba memorable en su trabajo. Ese mismo año volvió a obtener otro gran éxito al encarnar al joven marido de '' La gata sobre el tejado de zinc '' (1958), de Richard Brooks, una adaptación de la obra de Tennesse Williams en la que las frustraciones y angustias del personaje y su relación matrimonial y familiar ofrecieron un excelente espacio para que Newman ofreciera un despliegue de toda su capacidad dramática a muy alto nivel. Volvió a acertar de nuevo con su interpretación en '' La ciudad frente a mí '' (1959), de Vincent Sherman, esta vez como joven estudiante que se abría paso en el mundo de la abogacía y que mantenía diferentes relaciones amorosas.
Fue una de las cintas que comenzaron a darle mayor popularidad fuera de Estados Unidos.
A comienzos de los sesenta colaboró en dos películas que, por diferentes causas, tuvieron una excelente acogida. Una fue Éxodo (1960), de Otto Preminger; la cinta, por la importante producción que le rodeaba, venía a indicar que Paul Newman había alcanzado el estatus de gran estrella, aunque nunca había estado muy de acuerdo con ello, dado que siempre mostraba reticencias con la consideración excesivamente comercial que los grandes estudios daban a sus productos . Su otro importante trabajo de inicios de la década fue El buscavidas (1961), de Robert Rossen.
Cuando el actor estuvo plenamente situado, sus siguientes trabajos estuvieron por debajo de lo que se podía esperar de él. Algunos de sus fracasos no sólo le competían como actor, sino también como productor. Tal vez por ello comenzó una actividad como director, que empezó a finales de los sesenta y llegó hasta 1987.


información:
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